Río de la vida
Alguna vez escuché que la vida era como un río, la corriente era el destino que te llevaba algún lugar, una meta. En el río de la vida hay dos tipos de personas: las que flotan y las que nadan. Las personas que flotan por el río, dejan que el destino las lleve a donde quiera, pueden recorrer varios caminos y al final llegar a una meta que a lo mejor no era lo que querías, probablemente te sientas frustrado y aceptes el lugar a donde el destino te llevó o quizá quieras redefinir tus metas y quieras comenzar un nuevo camino. Siempre hay tiempo, nunca es tarde para redirigir tu vida y decidir hacia dónde vas, claro, remar contra la corriente no es fácil, pero tampoco es imposible.
Las personas que nadan saben hacia donde van, pueden dirigirse por los distintos caminos que la vida les pone, utilizan la corriente para poder llegar más rápido hacia su meta, al final se sentirán muy orgullosos de donde están y satisfechos de que hicieron lo indispensable para estar donde ellos querían. Hace poco pensaba sobre esta metáfora, tiene mucha razón, pero que pasa cuando eres de las personas que nadan y te sientes muy cansado de seguir, a mí me paso.
Creo que en ese tipo de situaciones uno puede aprovechar la corriente del río y flotar mientras reúnes las energías suficientes para continuar, claro no es dejarlo todo al destino, utilizarás las fuerzas suficientes para dirigir tu rumbo y no dejar que el destino te lleve a donde quiera. Llegar al destino te llevará un poco más de tiempo pero ten la seguridad de que llegarás.
Ahorita he reflexionado y considero agregar un punto más a tomar en cuenta, recuerdo también una frase que dice que la felicidad es un trayecto no un destino, integrándolo con la metáfora sería, asegúrate de disfrutar el camino por el cual estas nadando, disfruta del agua, del sol, de la orilla del río, de las personas que te encuentres en el camino nadando hacia su meta, en fin, disfruta de lo que te vayas encontrando a tu paso, te ayudara a que el trayecto sea mucho más ligero.
Cuando llegues a la meta que querías te sentirás excelente sabiendo que llegaste a donde querías y no sólo eso disfrutaste tu trayecto. Quisiera agregar una cosa más, recuerda de dónde vienes, esos motores que te impulsan a salir adelante, tu familia y seres queridos. Gracias a ellos y a sus enseñanzas estas donde ahora estas.
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